domingo, 22 de septiembre de 2013

Pobreza

“El lenguaje universitario me parecía unas veces pobre, otras inadaptado. Como un lenguaje incapaz de nombrar aquella realidad que me habitaba.”
Denis Merklen

Estas últimas semanas, como es habitual, fuimos rehenes de discusiones en torno a cuestiones que tendemos a resumir con liviandad en una oración: la baja de la edad de imputabilidad, las calzas de CFK, el nombramiento de Granados, el divorcio de Doman, la entrevista de Brienza.
Dos de esas frases tuvieron que ver con la pobreza: la primera fue la decisión de mudar parte del ministerio de cultura a la villa 21, la otra fue la polémica sentencia de nuestra presidente que rezaba  “Hasta en las villas tienen Direct TV”.
Más allá de la cuestionable defensa de CFK a una empresa como Direct TV, algo que parecería incongruente con el estandarte del estatismo que pregona el kirchnerismo y también, con su lucha contra “las corporaciones” (ademán retórico que desde aquí no compramos, principalmente porque concebimos que la clase política también es una corporación), sería interesante pensar qué significados y connotaciones tiene esa idea de que los pobres ahora (habría que ver si en los noventa esto no pasaba también) acceden a “un lujo” como lo es la televisión satelital.


Hacer referencia a la supuesta mejora de las condiciones de vida de los pobres es un gesto que siempre legitima por izquierda. Pero la izquierda, ¿cómo concibe efectivamente a la pobreza? ¿Se puede hablar de la pobreza en abstracto?
La concepción de esa “izquierda” (las comillas indican la vaguedad del término) que referencia sus decisiones políticas en torno al drama humano de la pobreza está determinada por dos distancias.
La primera es la distancia material entre la clase media y “los pobres”, una distancia efectivamente existente, que no se mide sólo en términos de canasta básica como línea divisoria, sino tiene que ver con las prácticas: qué comen los pobres, a qué boliches van, dónde compran la ropa, cómo están decoradas sus casas, qué vocablos utilizan, a qué trabajos acceden, en qué barrios viven, a qué colegios van, cuántos hijos tienen. Y cuando decimos que el kirchnerismo es un movimiento político de clase media nos referimos esencialmente a eso: sus referentes y sus más convencidos adherentes practican los hábitos de la clase media.
La segunda distancia es conceptual. En muchas ocasiones he escuchado a miembros de la clase media esgrimir una conceptualización de la pobreza en términos abstractos: se piensa al pobre como un sujeto que debe ser ayudado, sea por el Estado, sea vía la participación voluntaria en territorios carenciados, el pobre como aquel sujeto que hay que proteger, salvar, y sobre todo, representar . Y en ese discurso, la distancia se agranda, porque determina al mismo tiempo cierta megalomanía de quien la enuncia: ¿qué le hizo creer al miembro de la clase media que puede efectivamente ayudar al pobre o representarlo o saber mejor qué es lo que necesita?



Durante los años noventa, la clase media frepasista se horrorizó ante los crecientes índices de pobreza (que comenzaron su ascenso hacia mediados de la década). Esa clase media es la que consumió durante esa época Página 12 y Día D, también fue la época en que aparecieron programas como Ser Urbano o el Zoo, que mostraban esa cara B del menemismo, mientras la cara A mostraba una festividad ligera y frívola.
El problema es que parte de la clase media con conciencia social al mismo tiempo recibió durante los noventa los beneficios de la convertibilidad, recuerdo un profesor de la facultad de ciencias sociales que para ilustrar su situación de clase contó que había viajado varias veces a Europa en esos años. Entonces ¿cómo no tener culpa? ¿y cómo no ser opositor de un gobierno que no enunciaba un discurso que pudiera defenderse por izquierda ante tanta pobreza vista?
Entonces vino el kirchnerismo, y le dio la posibilidad a la clase media de vivir sin culpas, porque ahora bajo el paraguas del “modelo con inclusión social” la conciencia progresista puede gozar de los beneficios del consumo y los viajes a Europa. Porque Página 12  le dice que los pobres están mejor que antes, ya no hay un Ser Urbano que le muestre el lado B del consumo, y además, la presidente agiganta al Estado y reparte planes sociales, que era todo lo que se le pedía por izquierda a la política en los noventas.


Sería necio negar que la pobreza disminuyó en los últimos diez años, es un hecho cierto (incluso tomando estimaciones que se acercan más a la realidad que aquellas que provee el INDEC). Pero me pregunto, ¿alcanza medir la pobreza sólo en términos de canasta básica o en multiplicadas antenas de Direct TV?

Hace poco, Chiche Gelblung invitó a charlar a su programa a dos grupos de chicos sobre la baja de la edad de imputabilidad: unos eran pibes chorros, otros eran de clase media. En un momento se pusieron a discutir entre ellos: lo que surgía de esa conversación era una violencia manifiesta de unos hacia otros, una violencia que tiene que ver con esa distancia material y simbólica entre los pobres y los que no lo son.

Lo terrible de las villas, además de las malas condiciones de infraestructura, la droga y -sobre todo- la falta de legalidad, es que sus habitantes se saben parte de un ghetto. Una persona que supo ser muy cercana, de la villa, una vez me dijo que el problema más grande tenía que ver con eso: el comportamiento de los pibes chorros, la violencia, el drama social, proviene del estigma de ser pobre, de esa diferencia insuperable que implica vivir en determinado perímetro de la urbe, y que no es lo mismo cuando un clasemediero va a la villa, en donde muestra toda su solidaridad con la pobreza, el problema es cuando un pobre pisa un territorio que está afuera del barrio.

2 comentarios:

  1. Hola, la izquierda ha pensado y mucho el tema de la pobreza. Y no sólo desde el progresismo, también desde el marxismo, como se puede ver en estos enlaces.

    http://rolandoastarita.wordpress.com/2012/04/02/marxismo-y-medicion-de-la-pobreza/

    http://www.ipc-undp.org/pub/esp/IPCPolicyResearchBrief7.pdf

    http://marxismocritico.files.wordpress.com/2011/10/cuentas_de_ingreso_nacional_y_categorias_marxistas.pdf

    Respecto a que es la pobreza o si la pregunta es sobre los por qués de la pobreza , la razón de la pobreza es la desigualdad en el modo en que se organiza la economía y la sociedad, esa desigualdad tiene que ver con el modo en que se organiza la distribución desigual de los medios de producción, la distribuciñon desigual de los ingresos. También tiene que ver con un tipo de intervención del estado, también desigual, sobre como gasta, sobre qué regula, sobre qué interviene. Y sobre un tipo de inserión que tiene nuestro país en el mundo que implica costos.

    La contracara de la pobreza es la riqueza , hoy las 220 firm´s más importantes del país concentran ingresos equivalentes al 52% del PNB de la Argentina. En 1997 representaban el 37% del PNB. Por más que vos crecés,como en esta década, el crecimiento no deja de ser profundamente desigual y no hay forma de que no sea así por el marco estructural de la sociedad en la que vivimos.

    Saludos

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    1. Hola, gracias por los datos, el blog de Astarita lo conozco.
      Mi texto no apunta a determinar las causas de la pobreza (que entiendo que tienen que ver con lo que vos decís), sino más bien cómo es que la clase media hace un uso prejuicioso de la idea pobreza.

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